Felicidad a domicilio
A principios de enero, nos tocó llevar un pedido a Tultitlán: el pastel de Moffy, una hermosa Golden que festejaría su primer año de vida.
Llegamos Julio y yo a una privada, minutos antes, le había avisado a la mamá de la cumpleañera que ya estábamos en la reja con el guardia, motivo por el cual ya nos estaban esperando.
Al llegar al domicilio yo me bajo y me dirijo a la casa señalada en la nota, en eso, veo por la ventana a un par de niños con una sonrisa de oreja a oreja ¡super emocionados por recibir el pastel! Aunque su mamá ya me esperaba ellos empezaron a apurarla ¡Mamá, mamá, llegó el pastel! ¡Abre la puerta! desesperados por empezar la fiesta de su hermana perruna.
Salen a recibirme y hago la entrega, felices que una vez recibido el paquete iniciaría el festejo.
Para mi, es parte de la magia de las entregas a domicilio: ver las caras felices de los humanos que reciben el pastel, y por supuesto, tener la oportunidad de ver y a veces hasta de apapachar a los festejados, es felicidad a domicilio en forma de festejo perruno. ❤🐶
Por cierto, aquí les dejo foto de la hermosa festejada.